martes, 3 de septiembre de 2013

TLATELOLCO ROTO

Desde el insomnio



Por José María Arellano Mora

Frecuentaba ir a las fiestas de los santos patronos cercanos a Tlatelolco, tales como de la iglesia de Los Ángeles, en la calle de Lerdo; de la iglesia de San Miguel, enfrente de la Torre insignia e invariablemente la de Santiago. Ahora, acudí a la Plaza de las Tres Culturas por la festividad del santo patrono.
El paisaje de la Plaza de las Tres Culturas dista mucho del recordado, porque el panorama urbano fue alterado.  El edificio donde estuvo la Voca 7 del Poli y luego, tras los trágicos sucesos del movimiento estudiantil de 1968, se estableció el Hospital General de Zona número 27 del IMSS, ahora ha sido demolido.

Plaza de las Tres Culturas, en los 60's.

Años atrás, no era común de reflexionar sobre los inmuebles en proceso de demolición o de aquellos cayéndose de viejos, se hacía caso omiso.
Los tiempos han cambiado, porque ahora el ciudadano común se preocupa por su entorno. En este caso, que no se vaya a construir cerca de un conjunto habitacional –como el de Unidad Tlatelolco- algo que impacte o afecte su seguridad y tranquilidad; como podría ser la instalación de: un club nocturno, una cantina o una gasolinera, por ejemplo.
Veamos.
Era común, que por norma, se exhibiera –en lugar visible- una placa; comúnmente de color rojo con franja en negro y letras en blanco, cuya información versaba sobre el destino del inmueble. Así como el número de oficio por el cual estaban sustentadas las obras a realizarse.
Ahora parece innecesario informar, se efectúa como un hecho, ¿para qué hacerlo?, la normatividad no existe.
Si ahora se pregona la participación ciudadana y de un trabajo en conjunto de autoridades-ciudadanos. Entonces ¿Por qué, no se informó, de la demolición y destino del predio, a los residentes tlatelolcas?.
Posteriormente ante publicaciones y quejas ciudadanas, se esgrimieron argumentos técnicos para derruir ese inmueble emblemático. Tal vez hubo razón, pero la forma de actuar de las autoridades, para decidir demolerlo, da pie a ´”sospechosísimo”. Ese mismo sigilo se nota en el derrumbe del excine Tlatelolco.
En ningún caso han presentado el plan de obras. ¿Qué piensan edificar en esos lugares? Se tiene que solicitar o exigir la información a las autoridades delegaciones porque, por ellos mismos, no la proporcionarán, nadie o casi nadie de los vecinos lo sabe. Sólo trascienden rumores.
Esa manera tan soterrada de actuar me llevó irremediablemente a compararla con la trama de especuladores inmobiliarios, de políticos sin escrúpulos y de personajes de moral laxa de la película Broken City, de reciente estreno en México con el nombre de Ciudad de Sombras.
El filme de Allen Hughes nos habla de esas podredumbres intrínsecas al poder rector del destino ciudadano. En plenas elecciones, un investigador privado descubre la venta del Proyecto de Vivienda Village Bolton por el mismísimo alcalde para su propio beneficio. Con la  finalidad de construir edificios de oficinas, sin importar dejar a cientos de personas pobres sin hogar. Toda una telaraña de intereses creados con el trancazo inmobiliario como marco principal.
El público estadunidense todavía se inquieta por esos casos de corrupción, en donde se manejan contratos multimillonarios con grandes empresas de la construcción. Pero, acá, en nuestra realidad, nuestros políticos buscan consolidar a sus huestes, con el corporativismo que le dio resultado al PRI y ahora, el PRD copia, con migajas.
¿Su oferta es para brindar lugares para el ambulantaje? ¿No han visto cómo prolifera el comercio informal a lo largo y ancho de la Unidad Tlatelolco? De ser cierto, el edificio que albergó durante años el cine Tlatelolco será centro comercial, seguramente a imagen y semejanza de la Plaza Meave, llenado de vendedores ambulantes por el Gobierno del Distrito Federal.
Todo señala que ese tipo de comercios son el símbolo del orden y la modernidad para los gobernantes de la “Ciudad de la Esperanza” o la “Ciudad de Vanguardia”.

El golpeteó de la tubería en algún departamento me recuerda la reciente demolición del inmueble, que otrora, ocupó el “Sardinero”, en la esquina de la avenida Ricardo Flores Magón y la calle Lerdo. Esto, me advierte del nuevo día… ya amaneció.


El Centro Mercantil, en los 70's. 



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